Desde el año pasado, un grupo de 32 investigadores de la Universidad Nacional de Trujillo se encuentran realizando estudios en la comunidad de Shiracmaca de Cerro El Toro (Sánchez Carrión), sobre el impacto de la contaminación de la minería informal y el uso excesivo de plaguicidas en los cultivos.
El docente de la Facultad de Farmacia y Bioquímica UNT, Hugo Casanova Herrera, encargado de la investigación, presentó un informe al rectorado de la UNT dando a conocer los primeros resultados de impacto de la contaminación minera de las personas que viven en la zona, haciendo conocer que han detectado altas concentraciones de plomo, arsénico, cianuro, fierro, nitritos y nitratos en agua y suelos.
Casanova Herrera indicó que la contaminación en la comunidad de Shiracmaca está por encima del límite permisible e hizo un llamado a las autoridades pertinentes para que tomen cartas en el asunto, porque estas concentraciones de sustancias tóxicas se acumulan paulatinamente en la sangre de las personas provocando con el tiempo problemas de salud serias como problemas de inflamaciones en estómago y páncreas.
Los metales pesados como el plomo y el arsénico son sustancias lipofílicas (fácilmente se disuelven en la grasa humana), que alteran el buen funcionamiento biológico de nuestro organismo, produce problemas inflamatorios y reacciones de óxido, reducción en tejido graso provocando una disminución en la actividad del pulmón, el hígado, el riñón, la próstata y el colon.
Los estudios están orientados a determinar las probabilidades de que estas personas sufran de cáncer. El grupo de estudiosos de la UNT encontró algunos problemas de fraccionamiento del ADN (Acido dexorribonucleico) en personas que trabajan directamente en los socavones y en la minería en los alrededores Shiracmaca.
Fraccionamiento
Según el especialista, el fraccionamiento del ADN significa que hay una alteración molecular del ADN, por lo tanto significa que en el transcurso del tiempo las personas que trabajan en la minería informal disminuirán tremendamente su calidad de vida; es decir, los jóvenes de 13 a 17 años, que actualmente trabajan en los socavones, posiblemente sufran de cáncer cuando tengan 40 ó 50 años.
El principal problema que tienen para continuar las investigaciones es el presupuesto, de tal manera que han presentado un proyecto a la UNT para que dicha actividad sea financiada por el Canon Minero, “necesario para poder determinar fehacientemente los problemas de fraccionamiento del ADN y de esa manera prevenir y controlar estos problema”.
Fuente: LAINDUSTRIA.PE
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